Criadero o campo de concentración

Criadero o campo de concentración

¡¡Hola!! ¿Me recordáis? Soy Olay, y me gustaría contarte mi historia, y no solo la mía, por desgracia la de muchos compañeros de 4 patas que tuvimos la mala suerte de nacer donde no le gustaría haber nacido a nadie. Los humanos los llaman criaderos, para mí, campos de concentración de seres vivos (esta historia está contada desde mi experiencia como Pomerania, espero que no todos estos lugares sean así).

Nací el 24 de noviembre de 2010, en Castellón. Eso dicen mis papeles. Lo que habéis leído: mis papeles. Porque yo tengo una cosa que se llama “pedigree”, que no sé ni para lo que es, ni para lo que vale, pero los humanos lo etiquetan todo y yo soy “de pedigree”. Aunque luego estoy en el parque y veo perritos con 4 patas, un rabito, dos ojitos y pienso “¿en qué me diferencio yo de mi perricolega?”

Yo nací en un criadero y quiero que conozcáis mi experiencia. Cuando al fin pasaron unas semanas conseguí abrir mis ojitos, negros como el carbón, y entonces tuve mi primer contacto visual con mi mami y mis tres hermanitos. Era feliz.

Cuando pasaron unas semanas comencé a darme cuenta de que aquello no era un lugar donde se me quisiera por los lametones que les daba a las personas que me ponían de comer. Y mira que soy una lengua larga, me encanta besar a todo el que se acerca, pero a veces llegaban humanos que me cogían en sus frías manos, me separaban de mi mami y decían cosas como “pero mira qué patas más largas tiene, y el hocico es demasiado fino, esta perra no vale 400€”.

Yo nunca conocí a mi papi, nunca lo dejaron estar junto a mí. Y en estos criaderos vivíamos entre rejas. Como lo habéis oído, como en una cárcel. No nos paseaban y en mi jaulita éramos más de 10 y, claro, nos hacíamos nuestras necesidades allí y olía fatal.

¿Tan mal nos portábamos para que nos tuvieran castigados todo el día? Os voy a contar un secreto: me encanta la calle, los paseos, estar con mis amigos de cuatro patas en el parque y, ¿sabéis qué? Seguramente mi mami y mi papi nunca pudieron salir de aquella jaula.

En muchísimos criaderos no somos más que 400€. Para mí el humano es lo más. Yo a mis papis de 2 patas no podría ponerles un precio en chuches, que es lo que más me gusta. Para nosotros ellos tienen un valor incalculable, en cambio mi pequeña cabecita no puede entender cómo nosotros somos para algunas personas un objeto. Creen que no sentimos, que no amamos, que no lloramos… Dependemos de vosotros. 

Yo llegue a ver en un cubo de basura un cachorro que había fallecido hacía unos días, ¿no os parece estar deshumanizados el que un pequeño compañero acabe en un cubo de basura?

¿Me permitís que os dé un consejo? Si es que sí, sigue leyendo.

Cuando queráis adquirir un perrito como yo, presentaos en el lugar, preguntad por las instalaciones, por los papis de los cachorros. Fijaos en que mis compis vivan en estado de libertad, porque deberíamos de distinguir entre criadero y campo de concentración.

Y si os apetece, hay más de 137.000 perros y gatos abandonados en España en este último año esperando un hogar donde su amor incondicional vale mas que 400€.

Bueno, os dejo, que tengo las patitas cansadisimas de tanto escribir y tengo a mi papi con la correa en la mano para salir al parque. 

¡¡Hasta pronto!!